Una bitácora de viaje, una estación necesaria.
Proyecto a modo de espacio en que puedo sacar, con dibujos y frases, a los demonios que tengo dentro.


Edmer Montes - Ojo de Cuervo





como cada tarde

martes, 29 de octubre de 2019


Calmó la lluvia de invierno y el niño aguarda a sus aves. En medio de su húmedo jardín se sienta a esperarlos como cada tarde después de la escuela. 

Se toca la cabeza, la herida aún está fresca. Juega con la piedra ensangrentada entre sus dedos. Los colecciona. A un lado los que impactaron en un ruido seco. Al otro, los que lograron abrirle la piel. Las guarda en una caja debajo de su cama. Pero ésta, particularmente, tiene la forma de un cuervo. La observa en silencio. Las gotas caen desde el tejado sumando pausas y armonías a una quietud que suele amar. 

Siente el viento acercándose con un graznido sordo, presta atención a los remolinos en lo blanco de la niebla sobre su cabeza.  Son como ojos vacíos con una cuenca luminosa.  Sus garras harán heridas al posarse sobre él. Lo negro de sus plumas traerán aromas de muerte. Los ojos son lo primero que se comerán de él.

sonido
 
LEUSEMIA -te dejo y se sentó entre los libros

habitación

jueves, 17 de octubre de 2019


Ingresa a la habitación de sus padres. Al inescrutable santuario de púas sangrantes. Parado al pie de su cama, el monstruo dormido ya no parece tan grande, gigante. La correa sobre la silla rodea el pantalón perfectamente planchado. La hebilla resplandece por la luz del farol que se atreve a invadir la habitación. Aun siente en los dientes el metal rompiéndole los labios. 

El enorme rostro tiene una mueca que se asienta al exhalar. Un hilo de saliva desciende por su comisura. Parece sentirlo en su propia piel, pero es su lagrima que comparte la misma danza al respirar. Al sentir el hedor envejecido del tiempo craquelado.

No llora por despedirse del gigante, del monstruo. No llora por la perpetua soledad de su madre. ¿Es por la voz de entre su almohada?: “Acompáñame”, le dijo. “Como uvas colgantes cada tiempo, saborearemos los instantes de los lamentos”. ¿la invitación de cada noche?

Se seca las mejillas, no logra entender del todo su propio llanto. 

Se acerca al rostro de su padre y coloca la punta del cuchillo debajo de la oreja. Donde se expande la barba cana hasta el cuello. Lo sostiene firmemente como una estaca. Extiende el otro brazo sobre su cabeza y su palma recibe la luz de la luna. Es como una estrella fugaz que se hace presente para recibir un deseo, y que desaparece violentamente en medio de la oscuridad.

sonido 
Cria Cuervos - Porque te vas
 


bang, bang...

viernes, 11 de octubre de 2019



Ella se precipita desde el cielo y logra pronunciar mi nombre.
La Diosa que eligió ser mortal reposa agonizante junto a mí. Se creó unas alas susurrantes con promesas de amor eterno que fue destazada con cada engaño.
“Bang bang…my baby shot me down” cantó antes de apuntarme a la cabeza.
Antes de lamer la bala, antes del sexo de despedida. 

La moribunda llora mientras los perros devoran mi cuerpo. Su piel blanca se ensucia con lo rojo de mis entrañas, con los coágulos que resisten una despedida perentoria.
Sólo somos dos cuerpos siendo engullidos por una ciudad con dientes inmundos.

La diosa que eligió ser mortal se alzó en vuelo con media sonrisa. Se alejaba de mí entre humores púbicos y luces de neón. Pero ya no pudo elevarse más. La noche rompió su juramento, y aterrada en medio de su caída, sus manos negras buscaban las alas que se volvieron cenizas.
Sintió lo helado del viento antes del impacto.

Mi diosa mortal yace a mi lado, halló paz en lo tibio de mi última caricia. Sus lágrimas humedecen mi cerebro disgregado. “Ya es hora” me digo.
Sonrío.
La Muerte es mi amante.

sonido
Nancy Sinatra - Bang bang