Una bitácora de viaje, una estación necesaria.
Proyecto a modo de espacio en que puedo sacar, con dibujos y frases, a los demonios que tengo dentro.


Edmer Montes - Ojo de Cuervo





domingo, 21 de septiembre de 2025

 Sorbo tras sorbo me acompaña la botella que me habla en un idioma torpe,con una voz ronca de las cloacas de esta ciudad rota, como si todavía quedara algo por celebrar en este desastre.

Ella saborea su perfume de humo barato y aguja en el brazo esquelético: en su carne que no siente frío ni miedo. En su carne de calles de cuerpos perdidos, de fantasmas de fentanilo
que se arrastran buscando un milagro en las grietas del pavimento.

Dibujo como si pudiera salvarme los trazos absurdos de mi bitácora. Lo se: no hay redención en el cuarto barato que canta junto al eco de mis pasos ebrios.

Tengo la certeza de que la soledad es la mujer más fiel de mi vida.



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Fénix me mira desde lo alto

domingo, 7 de septiembre de 2025





Deambulo extraviado en una Babilonia cubierta por banderas de guerras ajenas.
Madrugada y garúa. Camino sin rumbo, ajeno al hoy y al ahora.
Despierto de mis cavilaciones sobre el arte muerto, ese que por las noches me desvela como un zumbido punzante y persistente. Es un dolor incrustado en mi costado, una espina que nunca cede.

¿Será la vergüenza de haber fracasado, aun después de morir mil veces al frente?
¿O el orgullo de no haber callado, aunque la sangre brote en tinta negra y en pincel urgente?

Perdido.
Años, años.
Eternidad huérfana.

Dibujo en un sucio bar de Mason Street. Las chicas esperan clientes que nunca llegan; solo hay migrantes que se ocultan de la policía entre los adictos al fentanilo.

Las luces rojas se encienden. Suena una canción que me resulta familiar.
Fénix me mira desde lo alto y comienza a bailar.
Sonríe.
Lo siento nena: me niego a comprar amor.
La dibujo, pero las líneas forman una nota destinada al subsuelo, allí donde las disculpas ya no tienen valor.
Nadie se sienta ya frente a ella; los pocos billetes rotos que caen llevan impresas manchas de esperma y de tristeza.

Sin embargo, entre el ruido, aún puedo oírla pronunciar mi nombre.
Estoy perdido, perdido como cada viernes de ebriedad.

Piensa en esto: nuestros destinos caen juntos como una semilla que desciende hasta el fondo de la tierra, sepultada tan hondo que florecer dejó de ser opción.

Ella guarda mi bitácora cuando me derrumbo,
otro viernes dormido sobre la mesa de un sucio bar.

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The Cure - A Night Like This - Subtitulada 

 

 

madre

domingo, 11 de mayo de 2025


El artista regresa al pueblo que lo vio nacer.
Siente que la muerte baja de las montañas como una vieja mula con cargas invisibles, cuyos pasos resuenan sobre la voz queda del río.
¿Acaso el río murmura un canto de cuna, un susurro de medianoche en quechua?

El espectro se detiene junto al pozo donde jugó de niño.
El artista acaricia los ichus como si fueran los cabellos de su madre.

—Agárrate de mi pollera y no te separes de mí. Los sinchis están bajando armados. No mires. Vamos, apuradito, apuradito...

En la cocina humosa, el artista huele la sopa de habas que se cocina lenta, como si el tiempo estuviera reunido en un beso maternal que nunca se hubiera ido.
Sobre la mesa, el tazón humeante huele a las manos de su madre, sabe a caricia que cura, a casa limpia y ordenada, a oración por una tierra leve.

—Mamá… suenan disparos.

El viejo artista, que fracasó tantas veces en el amor y en el arte, se aferró a esa sopa clara como a una obra sin terminar.
A la abrumadora sapiencia de los milenios, que le recitaba cantos de justicia.
Cantos que no supo plasmar.

—Te he fallado, madre.

Y, rememorando su vida, deseó morir allí, con las manos sucias y decenas de lienzos abortados.
Abrigado junto al fuego de la bicharra, esperando ser incendiado con la esperanza de ser purificado.
Envuelto en canas flameantes, sobre el regazo de su madre adolescente.

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ARTINA PORTOCARRERO Mamacha de las mercedes



concierto

sábado, 26 de abril de 2025



Adictos al fentanilo, figuras retorcidas como esculturas vivientes se despliegan en las aceras del barrio de Tenderloin. Esquivar sus cuerpos es como sortear escombros humanos en una ciudad que se descompone a cada paso. Camino entre carpas de colores desteñidos, un carnaval derrotado de sueños rasgados por la intemperie y el abandono. Soy un latino vagando de madrugada en un San Francisco que se tambalea entre el caos y la indiferencia, buscando una habitación barata donde pasar la noche.
Estoy corto de efectivo. He viajado tres horas en tren y gastado parte de mis ahorros para asistir al concierto de System of a Down. El cuerpo me pesa después de tanta euforia. Al salir subí a un tranvía para escapar de la postal pulida del Golden Gate Park, ese lugar que tantos turistas presumen en fotos saturadas de filtros.
Bajo en Tenderloin. Compro unas cervezas y saco de la mochila mis stickers con mis dibujos. Comienzo a pegarlos en las paredes: un corazón partido y una mosca posada en él. Regalo algunos a los sin hogar, a los adictos. A cambio me ofrecen sus historias con palabras arrastradas, como si hablar también doliera.
Tarareo una canción en especial: Lost in Hollywood. Y sí, tambien encaja perfectamente con estas calles. “Te miran de manera repugnante, Nunca debiste haber confiado en Hollywood”
La pesadilla americana, ese sueño oxidado que ya no brilla.
¿Por qué esa canción? Porque recuerdo mi viaje a Los Ángeles para conocer Hollywood. De cuando caminé por el Paseo de la Fama y caí en cuenta que es sólo un pedazo de cemento endulzado con ilusiones, una vitrina que te invita a mirar ese mundo perfecto y artificial. Pero unas cuadras más abajo, las estrellas en el suelo se opacaban siendo rodeadas de ruido, vendedores ambulantes, carpas raídas e indigencia persistente.
System of a Down habla de este sistema que primero te acaricia para luego devorarte.
“Todos ustedes gusanos, fumando cigarrillos en Sunset Boulevard.”

Y sí, aquella vez estaba perdido en Hollywood, como ahora lo estoy en San Francisco. Y, como entonces, son los barrios olvidados los que me abren sus muros para intervenirlos. Como si las paredes también desearan gritar junto a mí..


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System Of A Down - Lost In Hollywood (Sub. español)


tormenta

sábado, 23 de noviembre de 2024


Tánatos

Cuarto día ebrio. Cuarto día prometiéndose que ese cigarrillo será el último.

Su garganta de arena escupe una carraspera. En su piel, las llamas persisten a pesar de la nieve que muerde el norte. Un hilo de sangre escapa de su labio cuarteado; lo limpia con la lengua, áspera, como si masticara polvo.

La tormenta en Babilonia intenta lavar los cadáveres palestinos, pero la democracia falsa ya los tiñó para siempre.

Nina Simone canta muy bajo. El sonido emana de un móvil oculto en su bolsillo.

Su mano recorre la pared como un lazarillo buscando no caer. Tiembla. Siente humedad en la espalda, en el cabello largo, en las mejillas. Se desvanece bajo un farol de una calle empedrada que nadie mira.

Babilonia llora a cántaros.

“¿Cuánto falta para llegar a casa?”

La pregunta resuena en su cabeza como un eco en una caverna.

Kilómetros y kilómetros de tiempo migrante.

Un arbusto lo envuelve como el vientre de una madre bajo escombros. Lo abraza, lo aprieta, como si esperara oír voces que llamen al sol para iluminar la vida. Se acurruca. Nina canta cada vez más bajo.

Frío frio

La nada.

Luces de colores.

Luces de colores y un brazo que lo levanta por el torso.

Gente blanca le limpian el rostro cobrizo. Mastican palabras hispanas con torpeza. “Check out that smile, this guy's crazy,” exclaman. Lo envuelven en una manta plateada.

Tánatos busca en sus bolsillos. Su pequeña bitácora ha desaparecido. 

Sale de la ambulancia. La manta plateada lo cubre. Pero el frío, el verdadero, está dentro.

Retoma el camino al bar. 

“Si mi bitácora se va a destruir, será bajo mis términos,” grita, como si importara a alguien.

Camina hacia sus infiernos, bajo las miradas confusas de los paramédicos que no lo entienden. Para ellos, es otro homeless. Un pobre migrante del tercer mundo, otro tipo con un mal viaje. Lo dejan ir. 

“Cada mañana fresca es una pequeña juventud; cada descanso y sueño, una pequeña muerte.”

Cita a Schopenhauer en un murmullo, como si fuera oración.

Relame la sangre seca en sus labios.

Cuenta los dólares robados de la billetera del paramédico.

El quinto día de ebriedad apenas comienza.


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Death Cab for Cutie   Summer Years

moralidad enferma

sábado, 31 de agosto de 2024


Vuelve a mostrarme la caricia de sombras dormidas, en rojo de luz reversa de una Luna sangrante que pausadamente cubría nuestros cuerpos, como un susurro calmo después del sexo. Recuérdame aquel cuarto de hotel con de paneles que estallaban luminiscentes, intrusas, en nuestra raída habitación clandestina de medianoche.

Noche de moralidad enferma, noche ebria sin razón. Noche cualquiera.


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He de ser así

domingo, 2 de junio de 2024

 




Pasaron los años y sus luchas se disuelven en el tiempo. Es una brisa de media tarde, es caligrafía desteñida indescifrable.

Silencio.

Ha de ser así.


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