Una bitácora de viaje, una estación necesaria.
Proyecto a modo de espacio en que puedo sacar, con dibujos y frases, a los demonios que tengo dentro.


Edmer Montes - Ojo de Cuervo





Diente de león

sábado, 1 de noviembre de 2025




El anciano observa el lienzo enmohecido de su obra inacabada. Entre la inmensidad de cuadros sin vender, ese es una astilla bajo la piel. Recuerda las pinceladas de una piel tersa, la salvaje juventud huérfana. Evoca esa noche punzante. 

Nocturna.

Triste.

 

Una clandestina habitación oscura vestida de sombra. Una ventana de cristal desgarrado.

Solitario hilo de luz intruso para tentar la piel escama.

Esta noche, y solo esta noche, serán engullidos por la bestia.

Desvestidos de miedo, insumisos al mañana.

 

Sienten el fuego del vientre bajo, la lengua voraz navegante.

En rojo las mejillas y el glande, carmín húmedo expuesto de par en par.

Arde relámpagos. Carne y sal.

Gemidos suspendidos en cipselas errantes. Miles de ellas viajando sin rumbo.

Acervo de arena, memoria del esclavo.

Latido

Latido.

Un futuro echa de barro.

 

Y al final de la noche…

“No me dejes” le susurró.

Lluvia en navajas rotas. Ella fragmentada.

“enviudamos del tiempo” respondió.

 

Esa noche tuvo que ser cuadro inmortal. Debió sangrar sobre el tiempo.

Pero tuvo un fin. Fue memoria quebrada.

 

El viejo artista sostiene entre sus dedos un diente de león. Deja de lado los pinceles y su memoria. Percibe cómo la luz titila entre los fragmentos de su herida y el lienzo destrozado.

Sabe que ya no hay nada más allá de su estudio.

Se siente cansado.

Sopla su mundo hacia la deriva.

Y se deja ir.

En silencio.

Agotado.

Sabiendo que ella ya no la espera. 

 

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Asaf Avidan - Lost Horse 


 

Cicatriz

domingo, 26 de octubre de 2025

 



Un trazo que quiebra el grafito tanto como al mundo. Sombra en lo blanco, luto de quien supiera que la traición también deja una mancha imperecedera. Una figura que ya esta escrito de sombra, lo blanco violentado que ya no es paz.

Mi figura resuena sobre lo blanco y negro, suspendida desnuda entre el amor y la culpa, colgada de un rojo cansado.

Redención cubierta de sangre serena. Cicatriz de tiempo, herida tenaz.

Mi cuerpo sobre un lienzo que nadie quiere ver. Una pieza subvaluada que no responde al discurso intelectual de los nuevos tiempos. Solo una figura lacerante, quebrada por lo negro sobre lo blanco, engullida por una falsa expiación del tiempo voraz.

Me decido a la quietud, al olvido de ti.

Pero entre los fragmentos del sueño te abres paso para acariciar mi orfandad. Alcanzas el reposo de mis adentros, me engulles al amarte, y me muestras clandestino a viva voz para tus mercaderes.

El subsuelo bailando entre paredes de mármol.

No. No quiero

Fuerzo los grilletes y expío mis pecados. Me rehúso a la complacencia vil de tus intenciones.

Vuelo, vuelo mal herido hacia la sombra inmóvil del tiempo.

Me rehúso a tu temple.

Libre. Libre.

Mi trazo sangra su propia forma.


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Aún el niño está allí

sábado, 18 de octubre de 2025


 

Aun hay dentro de su pecho un púlpito resguardado en su corazón, un lecho en silencio lírico del niño en acuarela. Canta quedo para sus adentros. Tímida voz. Ópalo místico.

Nadie sospecha que aún vive acurrucado entre hojas de coca y pétalos de cantutas, olvidado por los cánticos adultos.

“Permutas la flor por el brillo efímero” reclama. Y se arrepiente.

El aún niño está allí.

Abre un camino circular que sobrepasa el rio de la frontera, la jaula fría y las cadenas en las muñecas. Se cubre de su bandera y recorre las infinitas dunas: es la hoguera de todo lo planeado, de todo lo soñado. Cenizas grises de tiempo consumido.

Teje arrugas en su piel.

Pero el niño resiste. Le llama. Le escucha.

Y entre el amasijo de lo que fue su pálpito lecho se ve puro. Y entre sus pequeñas manos una  bitácora que es cobijo.

Corre hacia él y lo abraza. “No era justo que te dañaran así” le consuela.

Las manos cuarteadas están sanas ahora.

“Volvamos a casa – le dice- “a la patria grande.”

Los pinceles resuenan en sus trazos, cubren sus canas de colores.

 “El sueño no muere, tiene la fuerza de romper las fronteras” sentencia el niño.

Van de camino a casa, aunque saben que ya no los recuerdan.

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domingo, 21 de septiembre de 2025

 Sorbo tras sorbo me acompaña la botella que me habla en un idioma torpe,con una voz ronca de las cloacas de esta ciudad rota, como si todavía quedara algo por celebrar en este desastre.

Ella saborea su perfume de humo barato y aguja en el brazo esquelético: en su carne que no siente frío ni miedo. En su carne de calles de cuerpos perdidos, de fantasmas de fentanilo
que se arrastran buscando un milagro en las grietas del pavimento.

Dibujo como si pudiera salvarme los trazos absurdos de mi bitácora. Lo se: no hay redención en el cuarto barato que canta junto al eco de mis pasos ebrios.

Tengo la certeza de que la soledad es la mujer más fiel de mi vida.



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Fénix me mira desde lo alto

domingo, 7 de septiembre de 2025





Deambulo extraviado en una Babilonia cubierta por banderas de guerras ajenas.
Madrugada y garúa. Camino sin rumbo, ajeno al hoy y al ahora.
Despierto de mis cavilaciones sobre el arte muerto, ese que por las noches me desvela como un zumbido punzante y persistente. Es un dolor incrustado en mi costado, una espina que nunca cede.

¿Será la vergüenza de haber fracasado, aun después de morir mil veces al frente?
¿O el orgullo de no haber callado, aunque la sangre brote en tinta negra y en pincel urgente?

Perdido.
Años, años.
Eternidad huérfana.

Dibujo en un sucio bar de Mason Street. Las chicas esperan clientes que nunca llegan; solo hay migrantes que se ocultan de la policía entre los adictos al fentanilo.

Las luces rojas se encienden. Suena una canción que me resulta familiar.
Fénix me mira desde lo alto y comienza a bailar.
Sonríe.
Lo siento nena: me niego a comprar amor.
La dibujo, pero las líneas forman una nota destinada al subsuelo, allí donde las disculpas ya no tienen valor.
Nadie se sienta ya frente a ella; los pocos billetes rotos que caen llevan impresas manchas de esperma y de tristeza.

Sin embargo, entre el ruido, aún puedo oírla pronunciar mi nombre.
Estoy perdido, perdido como cada viernes de ebriedad.

Piensa en esto: nuestros destinos caen juntos como una semilla que desciende hasta el fondo de la tierra, sepultada tan hondo que florecer dejó de ser opción.

Ella guarda mi bitácora cuando me derrumbo,
otro viernes dormido sobre la mesa de un sucio bar.

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The Cure - A Night Like This - Subtitulada 

 

 

madre

domingo, 11 de mayo de 2025


El artista regresa al pueblo que lo vio nacer.
Siente que la muerte baja de las montañas como una vieja mula con cargas invisibles, cuyos pasos resuenan sobre la voz queda del río.
¿Acaso el río murmura un canto de cuna, un susurro de medianoche en quechua?

El espectro se detiene junto al pozo donde jugó de niño.
El artista acaricia los ichus como si fueran los cabellos de su madre.

—Agárrate de mi pollera y no te separes de mí. Los sinchis están bajando armados. No mires. Vamos, apuradito, apuradito...

En la cocina humosa, el artista huele la sopa de habas que se cocina lenta, como si el tiempo estuviera reunido en un beso maternal que nunca se hubiera ido.
Sobre la mesa, el tazón humeante huele a las manos de su madre, sabe a caricia que cura, a casa limpia y ordenada, a oración por una tierra leve.

—Mamá… suenan disparos.

El viejo artista, que fracasó tantas veces en el amor y en el arte, se aferró a esa sopa clara como a una obra sin terminar.
A la abrumadora sapiencia de los milenios, que le recitaba cantos de justicia.
Cantos que no supo plasmar.

—Te he fallado, madre.

Y, rememorando su vida, deseó morir allí, con las manos sucias y decenas de lienzos abortados.
Abrigado junto al fuego de la bicharra, esperando ser incendiado con la esperanza de ser purificado.
Envuelto en canas flameantes, sobre el regazo de su madre adolescente.

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ARTINA PORTOCARRERO Mamacha de las mercedes



concierto

sábado, 26 de abril de 2025



Adictos al fentanilo, figuras retorcidas como esculturas vivientes se despliegan en las aceras del barrio de Tenderloin. Esquivar sus cuerpos es como sortear escombros humanos en una ciudad que se descompone a cada paso. Camino entre carpas de colores desteñidos, un carnaval derrotado de sueños rasgados por la intemperie y el abandono. Soy un latino vagando de madrugada en un San Francisco que se tambalea entre el caos y la indiferencia, buscando una habitación barata donde pasar la noche.
Estoy corto de efectivo. He viajado tres horas en tren y gastado parte de mis ahorros para asistir al concierto de System of a Down. El cuerpo me pesa después de tanta euforia. Al salir subí a un tranvía para escapar de la postal pulida del Golden Gate Park, ese lugar que tantos turistas presumen en fotos saturadas de filtros.
Bajo en Tenderloin. Compro unas cervezas y saco de la mochila mis stickers con mis dibujos. Comienzo a pegarlos en las paredes: un corazón partido y una mosca posada en él. Regalo algunos a los sin hogar, a los adictos. A cambio me ofrecen sus historias con palabras arrastradas, como si hablar también doliera.
Tarareo una canción en especial: Lost in Hollywood. Y sí, tambien encaja perfectamente con estas calles. “Te miran de manera repugnante, Nunca debiste haber confiado en Hollywood”
La pesadilla americana, ese sueño oxidado que ya no brilla.
¿Por qué esa canción? Porque recuerdo mi viaje a Los Ángeles para conocer Hollywood. De cuando caminé por el Paseo de la Fama y caí en cuenta que es sólo un pedazo de cemento endulzado con ilusiones, una vitrina que te invita a mirar ese mundo perfecto y artificial. Pero unas cuadras más abajo, las estrellas en el suelo se opacaban siendo rodeadas de ruido, vendedores ambulantes, carpas raídas e indigencia persistente.
System of a Down habla de este sistema que primero te acaricia para luego devorarte.
“Todos ustedes gusanos, fumando cigarrillos en Sunset Boulevard.”

Y sí, aquella vez estaba perdido en Hollywood, como ahora lo estoy en San Francisco. Y, como entonces, son los barrios olvidados los que me abren sus muros para intervenirlos. Como si las paredes también desearan gritar junto a mí..


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System Of A Down - Lost In Hollywood (Sub. español)