Una bitácora de viaje, una estación necesaria.
Proyecto a modo de espacio en que puedo sacar, con dibujos y frases, a los demonios que tengo dentro.


Edmer Montes - Ojo de Cuervo





Niebla

jueves, 9 de diciembre de 2021



Te veo parada bajo el farol donde solíamos encontrarnos y la neblina nocturna envuelve lo que decides ocultar. Las líneas de tu silueta me invitan a observar lo que ya nos avergüenza nombrar. Estoy sin estarlo. Rezando a una fe que se asume perdida.

Lo recuerdo bien. Tu carne lacerada, tu carne que le cantaba a la noche sus pudores tras la puerta que da a un callejón. Un camino alfombrado hacia cantos en alcohol, cantos de libertad. Y tu acostumbrado Winston azul que iluminaba tus labios con gotas carmesí. Latían heridas en lo blanco de tu piel.

“Quien te hizo esto?” preguntaba.

Pero solo me besabas en silencio. Silencio.

Era tu cuerpo que gritaba respuestas para quien supiera escuchar.

Movimientos rítmicos de una danza de piel que transpiraba, jadeaba, lloraba, mordía y moría moría moría. Exhalabas infinitas vidas hacia la muerte misma de tu orgasmo.

Encendidas otro cigarrillo y decías que al aspirar el humo saboreabas el tiempo que se consumía en cada paso dado, en el tiempo que se desvanecería noche tras noche de gemidos fingidos que deseabas dejar atrás.

Desnuda frente a mí, morirías una vez más esa última noche.

Pero te observo ahora y la sombra que proyectas ya no eres tú. Ya no asumes al espectro que danza junto a ti.  Te despides de él. El farol tintinea y su luz se apaga del todo. Ingresas al invierno lejano de tus recuerdos.

Te cubres de noche, te cubres de niebla.

Y al pronunciar mi nombre sabes que la niebla oscura soy yo.

Tan lejos pero junto a ti.

Envolviéndote esta madrugada extraña.

Insistente.

En silencio.

sonido




 

Blanco

sábado, 4 de diciembre de 2021


 

El brazo dormido sueña

Palpitan enojadas las arterias.

El lápiz lanza un alarido impaciente

Blanco blanco la nada burlona.

El espacio inmenso entre la tinta y el papel

Tiene suspiros que viajan

Sobre un silbido sinuoso y calmo.

Que no tiene inicio ni fin.

Solo murmullo perenne

De su voz que ya no reconoce

Que calla para sí

Que escapa inquieta

Cubierta de sombra

Vacío vacío

Tras de sí.

 

Párpados cerrados.

El infierno de lo blanco.

La sombra del silencio.

Y cada madrugada

La vana espera.

sonido


Una madrugada

jueves, 2 de diciembre de 2021


 

Sobre el pavimento escarchado, Tánatos camina hacia el único establecimiento abierto de madrugada. Quiere seguir bebiendo. Los poetas y artistas de los bares de mala muerte quedan a infinitud de recuerdos, lejos en las calles aullantes que tan bien conocía. Ahora el idioma extraño muestra sus ropajes de plástico con sus habitantes de plástico. Y eso le produce constantes nauseas.

El vapor de su respiración se confunde con el humo del cigarrillo, cuyo ojo escarlata se acentúa en la oscuridad de las calles poco iluminadas de donde vive. La periferia en que las estrellas iluminan como nunca.

Se detiene. Tira el cigarrillo a medio terminar.
Hay dos sombras de entre la penumbra que murmuran y se mueven pausados.

Enciende otro cigarrillo y la pequeña flama muestra que a espaldas de la tienda, sentados sobre el piso helado, hay dos personas compartiendo una botella de licor.

Lo miran con desdén. Agarran con fuerza las bolsas llenas de tesoros perdidos y comida a medio consumir. Gruñen. Uno de ellos recoge el pucho del piso y lo fuma insistente. La muerte baila sobre mil cadáveres

Tánatos continúa la ruta y logra comprar varias latas de cerveza. Paga y deja el cambio para el joven que lo atendió.

De regreso se detiene frente a los tipos.
“Beer?” les dice. Y les deja cuatro latas.
“Yes. Thanks man” responden.

Pronuncian algo más, pero Tánatos solo sonríe y sigue su rumbo.
Toma el camino equivocado, ingresa a meterse en problemas, baila con los humores de los sin hogar.

Se embriaga y tiembla de frio.
“Éste, éste es el momento” grita.
Y las estrellas siguen brillando como nunca.

sonido
The Cure - A Night Like This - Subtitulada