Una bitácora de viaje, una estación necesaria.
Proyecto a modo de espacio en que puedo sacar, con dibujos y frases, a los demonios que tengo dentro.


Edmer Montes - Ojo de Cuervo





Ella

domingo, 29 de octubre de 2017


MACABRO
12

Lleva a cuestas a la virgen embarazada que respira fuego, la que vale más que mil púas bajo sus pies. La reina madre de octágonos dulces y aguijones serviles no le habla, no se inmuta. Ni por su vida que se extingue, ni por sus clamores disipados.

Premiosa lleva la carga. Humíllate- piensa- es mi culpa, mi culpa.
Ciega del profundo blanco, cielo cegador detrás de sus pupilas que prometen paraísos. Su fe.
El mesías viene pronto - exclama la soberana -  humillarás ante el sol con cabellos de oro, mártir de la raza harapienta.

Los cerdos se regocijan entre monedas y mugre, vitorean al paso de la madre de su salvador que solemne se pierde entre el moho, ajena a los dolores y esperanzas de quien la sirve.

El rezo de la penitente interrumpe sus miserias.
Nunca veras al niño –sentencia- no eres digna.

sonido
  Fever Ray 'If I Had A Heart'


una demonio feliz

viernes, 27 de octubre de 2017



Entre las tinieblas causadas por los coches bomba de un país violento, mi familia se reunía alrededor de una vela para contar historias lúgubres de mi pueblo natal. Historias de seres maldecidos a causa del pecado incestuoso que recorrían las montañas para exterminar niños inocentes. De codiciosos asesinos que cual becerro te desollaban para hervirte la valiosa grasa de tu cuerpo.

O sobre la bella dama perdida en la puerta del cementerio que era rescatada por choferes enamoradizos y que cuyo final mi padre teatralizaba:
- Y su madre al escuchar su nombre exclamó “¡¡pero si murió hace veinte años!!”.

Y esa sentencia hacia que todos al unísono lanzáramos un grito que era seguido por risas y peticiones de más historias que sabíamos de memoria, pero que no nos cansábamos escuchar.

Pero los horrores mayores venían de un pueblo que sufría la violencia del olvido, pueblos que notaron que el mayor monstruo era su propia patria cuya indiferencia los cubría de sangre. Y rememorábamos a nuestro pueblo, y recordábamos su plazuela y sus muertos.

Crecí apachido por mi madre y su fascinación por las historias de horror, en su regazo me ocultaba de la niña poseída, del ser repugnante, de quienes succionaban la sangre. Mi madre que se enfrentó a los horres de ser mujer pobre y andina, mi madre que se enfrentó a un medio hostil como las heroínas de las películas.

Mi madre.
La transgresora con polleras, una dominio feliz


sonido

LA LÁ / NIÑO CANÍBAL (cover de VIRULO, Cuba)


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