Una bitácora de viaje, una estación necesaria.
Proyecto a modo de espacio en que puedo sacar, con dibujos y frases, a los demonios que tengo dentro.


Edmer Montes - Ojo de Cuervo





Campanario

lunes, 8 de agosto de 2016




Se desnuda en nuestra improvisada habitación de cada viernes, con el sofocante murmurar de la gente que nos invade desde la calle, lo hace cantando nuestra canción. Lo hace con esa melancolía de niña extraviada que suele hacerme llorar.

Nos encontramos sobre este campanario donde fantasmas deambulan entre sus visiones de un pasado inocente. “Somos serpientes y pecado” repite una y otra vez,  y camina hacia la ventana y se posa en el marco craquelado. Siente la textura del inexorable paso del tiempo.
Lo siente en la madera, lo siente en su piel.

Su figura a contra luz recibe el resplandor de las antorchas, cuya horda pronuncia su nombre con el dedo acusador. Se mueve entre el claroscuro y es allí en donde pertenezco. Ella es el cristo en quien creo, es el dios hastío lamiendo sus clavos de nueve pulgadas. Un Caravaggio que llora bajo el espectro de la luz.
Mira el vacío y sonríe.
Se lanza desde el campanario, desde el altar mayor de un cristo muerto que no resucitó.
Ella se lanza y no la detengo.
La amo tanto.
Ya es libre.

sonido

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