Una bitácora de viaje, una estación necesaria.
Proyecto a modo de espacio en que puedo sacar, con dibujos y frases, a los demonios que tengo dentro.


Edmer Montes - Ojo de Cuervo





Hacia ese vacío

lunes, 23 de mayo de 2016




Mira hacia el vacío, murmura para sí. Enciendo un cigarrillo y Tánatos cae en cuenta que estoy junto a él.
-“¿Buscando inspiración?” pregunto.
Sus dedos juegan con la humedad de su copa. No deja de ver hacia la nada. Imperturbable. Pareciera que el bullicio del bar es otro tipo de silencio para él.
 Me doy cuenta de mi torpeza y quiero disculparme, pero el comienza a decirme:
“Se expande en lo blanco. Sobre el papel, sobre el polvo. Se expande la escarlata acuarelable. Gota de vino sepultando mi sangre.
Se expande lo blanco por mis vías, se alojan en mis sienes pero no hacen efecto. Todo esto ya no es suficiente. Dolor infecto, infecto dolor. Voy hacia ese vacío”.

No sé qué decirle, suele apartar a la gente de él. Por cosas así lo admiran y lo detestan.
Se levanta y se dirige a la salida.
-“¡Tánatos, tus dibujos!” grita el barman.
-“Ella no, ella ya no me puede acompañar” responde y desaparece entre la gente. Desaparecerá por un largo tiempo.
-“Dijo ELLA, pero hay distintos rostros de mujer dibujados aquí” comento.
-“Ese rostro es nuevo. Un nuevo dolor… pobre tipo” me dice el barman y vuelve a lo suyo.

Todos saben sobre sus mujeres, sus relaciones malsanas. Todos saben sobre una tal Ofelia. Nadie la ha visto.  
¿Qué te sucedió hoy Tanatos?
Esta noche dejó parte de él en este bar. En el retrato de la mujer con la mirada triste, en las hojas revueltas, en su pincel sumergido en una copa de vino.

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Adios

sábado, 21 de mayo de 2016


Mayo a medianoche y ella vuelve a casa, la cenicienta del vestido raído en un reino en escombros. La veo sentada en  el bus y con la mirada le doy gracias por el beso furtivo, por la complicidad del vaso de alcohol en el bar de mala muerte. Le digo adiós y ella siente que su rostro reflejado no es el suyo.
No la volveré a ver.
Ofelia se impone en nuevos dominios.  


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gases lacrimógenos

martes, 3 de mayo de 2016


Parece que regresará el fujimorismo para controlarlo todo como en los noventas.
Hoy Rafo León es sentenciado por una columna de opinión sobre la ex candidata fujimorista Martha Meier, además  Joaquin Ramirez, secretario general del fujimorismo impide que “Hildebrant en sus trece”   se siga imprimiendo tras denuncia sobre sus departamentos en Miami.

 Y se lavaran la cara con las mentiras que muchos aceptan como verdades, porque les da flojera investigar, porque les da flojera pensar, o porque sus negocios personales priman a la libertad.  Su gran maquinaria dio resultado: serán gobierno nuevamente.
Y ya en el poder tratarán de aplastarnos y trataran de callarnos, pero nosotros y  nuestros muertos gritaran más fuerte para no sepultarnos la memoria.
Desempolvare las botas y me verán en las marchas y en la lucha. Y otra vez entre gases lacrimógenos gritaré: “aquí te espero parado y sin polo jufimorista miserable”

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Ténebra

miércoles, 27 de abril de 2016


Ténebra muerte, canta decanta los disparos al cielo, sobre la tierra los charcos de tristes consuelos. Féretro nido, mesías pasmado. Eres la muerte del niño soldado, alado mutilado, cubierto del polvo de sus dioses ya muertos.
Cúbrelo todo. Te exijo.
Asesina al poeta, a la belleza y al inocente. Consume mi dolor ausente, penitente. Consume la hiel de mis odios malsanos, incendia la pradera  e incendia mi piel. Silencia las oraciones al viento y no dejes tierra fértil ni esperanzas de nuevo día. Acepto mi esperanza baldía, me asumo punta de lanza y corona de espinas. Piedra lanzada a la virgen estéril.
Ténebra muerte, pulveriza la semilla.

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indiferente

sábado, 9 de abril de 2016





No, no lo sabes  a pesar del viaje transcurrido. A pesar de la cama compartida con nuestra amante en parís, no me conoces.  Esta noche fluyen impasibles las tragedias que no he elegido rodeado de libros, de ruidos, de gente bañándose en una vorágine de hálito espeso con mascaradas de sonrisas falsas para la función patética de sueños rotos, mutilados, trasnochados, que vuelven malheridos cada viernes a presentarse en medio de mi pecho formado por millares de violines que gritan al tensar  sus cuerdas y al tensar las mías en un alarido constante e infinito cuyo aliento cuartea la fe que yace enterrada bajo los cuerpos descompuestos de mis amantes salvajes. No cantas conmigo porque ignoras la existencia de esta melodía. No cantas conmigo, porque al querer hacerlo me veo cruzando una puerta dejándote indiferente en el sofá.  

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