Una bitácora de viaje, una estación necesaria.
Proyecto a modo de espacio en que puedo sacar, con dibujos y frases, a los demonios que tengo dentro.


Edmer Montes - Ojo de Cuervo





Sed de Sed

viernes, 3 de abril de 2015



“Sed de sed” canta el flaco en una rockola de impertinentes luces. Junto a una mesa vacía miro las botellas a medio tomar y cigarrillos devenidos a cenizas. En medio de la ruta éste bar con su raído aspecto me llama.
Pido dos botellas y enciendo un cigarrillo. 
Dejo la inmensa bitácora en la mesa y varios pinceles manchados. Voltean las miradas al extraño que se sienta solo, “qué carajos se cree” murmura el "niño bonito". Un bar ajeno… un bar ajeno, manía de causarme problemas. 
Pero el olor me es familiar, la fauna siempre es la misma. Ninfas trasnochadas cual zombies ávidas de carne me sonríen, pero sólo las billeteras egocéntricas las calman, en ese caso me limito a mirar.
Saco el examen de mi alumno más aplicado y en el reverso comienzo a dibujar. La camarera me enciende el cigarrillo y me hace una señal de complacencia al ver los dibujos. Le regalo uno. Observo que el tipo de la barra cambia de humor cuando se lo enseña. En las pantallas un extracto de “The Wall” hace que cante y me pierda en mí. Pido una botella más, pero esta vez es un varón quien me lo trae. Me acomodo en mi silla y le hago una señal de salud a la camarera. Ya es media noche, pienso, y es un jueves cualquiera.

Sonido

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