Pasaron los años y sus luchas se disuelven en el tiempo. Es una brisa de media tarde, es caligrafía desteñida indescifrable.
Silencio.
Ha de ser así.
sonido
Pasaron los años y sus luchas se disuelven en el tiempo. Es una brisa de media tarde, es caligrafía desteñida indescifrable.
Silencio.
Ha de ser así.
sonido
Una cerveza fría en un pueblo cubierto de nieve. Las yemas de mis dedos azules se complementan con la acuarela roja del pincel húmedo. La escarcha voraz disculpa el ebrio ímpetu por crear, aunque cada día fue más hierático mis ganas de luchar.
Un ensayo de teoría del arte se deshoja de
tanto leerlo al igual que el pequeño libro de poesía de Walt Whitman: "Temo
que estas realidades ilusorias se desvanezcan bajo tus pies y entre tus
manos" me susurra el aire. No hay nada más que leer en este espacio que
limita con la nada.
Miro hacia la niebla infinita que desdibuja
mis sueños de juventud. Son las nocturnas de Whistler que se revelan hirientes
de lo que se esperó de mí. Luces que
iluminaran un legado de frustraciones de un país que se regocija de sus
muertos. Estuve en la mirada de un hijo que acepta el golpe certero de su padre
para no reinar la nación de monstruos. La
cabeza ensangrentada y el abrazo al príncipe yaciente. Ilya Repin tatúa en mis retinas
mi fin complaciente.
Cara a cara con la bestia. No heredaré la tierra de los marginados, no escaparé de este pueblo
olvidado.
Me cubrirán bajo las hojas de mi bitácora.
Inerte.
He de ser así.
sonido
sonido
Ella muere y me dejo llevar hacia sus infiernos. Acaricio sus cabellos que danzan entre las olas, ella acaricia la herida de mi pecho que deja un rastro de sangre en la mar.
Una bala en la frente y una placa en corazón. Tiro su cuerpo al océano y después de una plegaria me lanzo hacia la mar. Dejando a la deriva su cuerpo para sumergirme extenuado de amarla tanto, dejando en la superficie el terror del ojo rojo en medio de la frente, del puñal que se sumerge avergonzado dejando en la superficie el rastro de sangre de la herida letal que nadie llegará a ver.
Somos dos cuerpos inertes.
El océano trasciende las brasas de la náufraga quien todavía lanza plegarias a las olas. Quiere desaparecer, quiere bien morir. Sus lamentos resurgen una vez más sobre las verdes aguas con la energía de diamantes que anuncian su inminente partida.
Ella calla al canto de su corazón, se diluye entre mares implacables del tiempo.
Yo me cobijo en suspiros fugases y la llamo entre culpas expiadas.
Nadie responde.
Solo me sigo hundiendo más y más.
Irremediablemente.
Natalia Lafourcade - Alfonsina y El Mar
Danza, sudor, madrugada,
crecento, luz tenue, jarrón roto, iris vehemente, susurros maltrechos, lo
húmedo salado, ido devenido, ráfagas de alaridos, furia embelesada. Vindicta.
Las extrañas
sabanas rojas reciben el navegar rítmico de pieles en llamas.
Durante el
último aliento, cuya tibies se disipa entre los escombros, nuestra fe tiene la
mirada neutra y se encoje en hombros. El infierno es saberse extinto en ese
último segundo.
Viudos de culpa.
No hay rezo que
valga.
sonido
The Killers - Mr Brightside