Una bitácora de viaje, una estación necesaria.
Proyecto a modo de espacio en que puedo sacar, con dibujos y frases, a los demonios que tengo dentro.


Edmer Montes - Ojo de Cuervo





Perfect Day

viernes, 29 de mayo de 2015




Renton viajaba por un día perfecto en una pésima pantalla de 14 pulgadas y un VHS viejo, mientras me preguntaba quien carajos es este tío que le canta al infinito viaje de un yonqui. 

Odiando la academia con mi uniforme escolar recién expectorado y ojeando fanzines en el jirón Quilca, tenía en la casetera aún el ruido de los noventas. Si bien no tenía dinero para comprarme un puto par de zapatillas me las ingeniaba para tener una buena cantidad de música, y ese pasaje de libreros viejos junto a pelucones psicóticos de negro siempre fueron mis cómplices musicales. Y lo encontré allí, el tío  del sonido extraño asomándose en una pila de cassettes de música que aún no conocía. Pague unas monedas y me fui a casa. Esa noche, con Warhol en la carátula, tuve un viaje astral. 

“Reed abrió una puerta y me invitó a tomarme unos tragos junto a toda la fauna de extraños sonidos y actitudes, un trago junto  a Bowie y el flaco Pop. Lanzándonos las botellas incendiamos un Zepellin en mi habitación que se quemó junto a mis dibujos y mis prejuicios, y al elevarme junto al humo me fui viajando al lado oscuro de la luna. Miraba al viejo Lou cagándose de risa y seguía invitando a los locos viajeros a mi habitación. Lo vi manoseando a la dulce Jane mientras yo la pintaba de colores. Y me vi artista y me vi Stone. Me vi trasmutado entre heridas que aún no puedo ni quiero sanar”

Fue un viaje que duró 17 años, pero este día de 17 años se acabó y Reed cierra la puerta al salir. La pasamos bien tío, “Just a perfect day” viejo Lou.


27 de octubre de 2013

sonido

La ninfa de Tanatos

viernes, 15 de mayo de 2015




Tanatos volvía al bar cada viernes y se sentaba solo en la mesa. Pedía el trago de siempre y sacaba su bitácora con eróticos y sangrantes dibujos. Además de textos que fungían de poemas. Malos poemas en realidad. 

Se sumergía en sus papeles manchados y gritaba sobre la estupidez humana y en lo elitista que se transformó el arte. Se sumergía en papeles que regalaba a los curiosos para que lo dejaran en paz. “Toma y lárgate” se le oía decir y los ebrios habituales reían al unísono esperando al siguiente rapaz desubicado.



Pintó a su ninfa en esa pared y se sentaba frente a ella cada viernes. Una caperucita de negro con un lobo domesticado junto a ella. Una diosa en luto, el rostro de quien fue su amor de adolescente decían, la novia difunta murmuraban. El barman los callaba y le llevaba el infinito trago de cortesía, aquel que pedía por haber dejado en la pared “la basura que fascinaba a los clientes”.


Pero el bar cambio de dueño y decidió cambiarlo todo. La ninfa de Tanatos fue cubierta por una pintura marrón, y un relieve en madera de un escudo medieval fue colgado en esa pared.

Tanatos apareció un viernes y se subió a una silla. Quitó aquel escudo y pasó sus manos sobre la pared. “Volvió a ser un fantasma, ella volvió a ser un fantasma” murmuro. Se disculpó con todos y pidió un trago. No hizo un escándalo como creyeron. Saco su bitácora como de costumbre y comenzó a dibujar.

A media noche con un lápiz escribió en la pared “dejaré un reino de cubos de basura, de orfandades gritándome, recordándome, que siempre he perdido”. El dueño no dijo nada, los ebrios habituales le compraron una ronda de tragos.
Lo dejaron en paz.



Sonido

Los chicos no lloran

miércoles, 13 de mayo de 2015



Veo a Morella alejarse con su bicicleta, 6 años y por primera vez ya no usa rueditas laterales. Con las rodillas raspadas y el viento en la cara me guía a la tienda por el helado del triunfo.

Le digo que su rodilla tendrá una cicatriz y le enseño las marcas en mis manos, “eso te indica lo mucho que vives” le digo. Ella no lo sabe pero sé que percibe las cicatrices que tengo en el alma cada vez que me abraza. Y ya me duele ahora las que ella tendrá en su vida, las que no podre evitar.

Sentados en la vereda jala tiritas de mi jean roto y me pregunta de quién es la cara que tengo estampado en mi polo negro. Tarareo la tonada y reconoce la canción, masticamos un terrible inglés a coro "Boys Don't Cry...".
Lo siento Mr Smith, hoy no podré seguir su consejo.



Sonido