Una bitácora de viaje, una estación necesaria.
Proyecto a modo de espacio en que puedo sacar, con dibujos y frases, a los demonios que tengo dentro.


Edmer Montes - Ojo de Cuervo





sumergirme

lunes, 23 de diciembre de 2019





Escribió un poema y rió para luego llorar. Conocida rutina para una princesa vestida en harapos. Con sueños de papel y sangre. Con letras y muertos. Con desamores y sexo.

La amé tanto que logré sumergirme en su dolor.
No se detuvo al asesinarme. Y yo, dejándome morir.

Era tan fácil agonizar en ella.

Era tan natural perderla.



sonido
Ernesto Cortazar - Beethoven's Silence

como cada tarde

martes, 29 de octubre de 2019


Calmó la lluvia de invierno y el niño aguarda a sus aves. En medio de su húmedo jardín se sienta a esperarlos como cada tarde después de la escuela. 

Se toca la cabeza, la herida aún está fresca. Juega con la piedra ensangrentada entre sus dedos. Los colecciona. A un lado los que impactaron en un ruido seco. Al otro, los que lograron abrirle la piel. Las guarda en una caja debajo de su cama. Pero ésta, particularmente, tiene la forma de un cuervo. La observa en silencio. Las gotas caen desde el tejado sumando pausas y armonías a una quietud que suele amar. 

Siente el viento acercándose con un graznido sordo, presta atención a los remolinos en lo blanco de la niebla sobre su cabeza.  Son como ojos vacíos con una cuenca luminosa.  Sus garras harán heridas al posarse sobre él. Lo negro de sus plumas traerán aromas de muerte. Los ojos son lo primero que se comerán de él.

sonido
 
LEUSEMIA -te dejo y se sentó entre los libros

habitación

jueves, 17 de octubre de 2019


Ingresa a la habitación de sus padres. Al inescrutable santuario de púas sangrantes. Parado al pie de su cama, el monstruo dormido ya no parece tan grande, gigante. La correa sobre la silla rodea el pantalón perfectamente planchado. La hebilla resplandece por la luz del farol que se atreve a invadir la habitación. Aun siente en los dientes el metal rompiéndole los labios. 

El enorme rostro tiene una mueca que se asienta al exhalar. Un hilo de saliva desciende por su comisura. Parece sentirlo en su propia piel, pero es su lagrima que comparte la misma danza al respirar. Al sentir el hedor envejecido del tiempo craquelado.

No llora por despedirse del gigante, del monstruo. No llora por la perpetua soledad de su madre. ¿Es por la voz de entre su almohada?: “Acompáñame”, le dijo. “Como uvas colgantes cada tiempo, saborearemos los instantes de los lamentos”. ¿la invitación de cada noche?

Se seca las mejillas, no logra entender del todo su propio llanto. 

Se acerca al rostro de su padre y coloca la punta del cuchillo debajo de la oreja. Donde se expande la barba cana hasta el cuello. Lo sostiene firmemente como una estaca. Extiende el otro brazo sobre su cabeza y su palma recibe la luz de la luna. Es como una estrella fugaz que se hace presente para recibir un deseo, y que desaparece violentamente en medio de la oscuridad.

sonido 
Cria Cuervos - Porque te vas