Una bitácora de viaje, una estación necesaria.
Proyecto a modo de espacio en que puedo sacar, con dibujos y frases, a los demonios que tengo dentro.


Edmer Montes - Ojo de Cuervo





óbolos

viernes, 22 de diciembre de 2017



¿Dónde moran los colores? – pregunté - ¿Has estado allí?
Pero callada, naturalmente, cerró los ojos por inercia esperando el golpe disímil a sus vidas pasadas. Más allá de esta noche, más cerca esta vez.
“Olvidaré quien eres” – dijiste – “incluso esta despedida”
“No tengo una foto tuya”- respondí - “supongo que olvidar es el paso natural para nosotros”

Y me abrazó como la primera vez, y cargó sus equipajes llevándose junto a sus pinceles óbolos para el viaje: sus tiempos reunidos en un verso, sus llagas rutinarias tras un beso. Sus huellas sobre la arena se perderán como su rostro en mi memoria y como los cantos de las olas su voz se hará constante golpe en mis vivencias, transfigurando latidos en gritos cada vez que me atreva a amar.

Pero se difuminan las horas y su silueta entre las manijas del reloj, y es en noches como esta que recuerdo pensar: “no gires la mirada Ofelia, Caronte te espera”.

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sonido
R.E.M. - Michael Stipe   'The Man who Sold the World' (David Bowie cover)

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solamente amor

lunes, 11 de diciembre de 2017





Llevaba a Morella al colegio como todas las mañanas cuando nos topamos con una señora que despedía a su hijo que se iba de paseo. La señora sobre actúa al despedirlo y nota que la miro.
-“Es duro dejar ir solo a tu hijo por primera vez dice.

Le devuelvo una sonrisa franca mientras abrazo mi hija. La señora sigue mirándonos y replica:
-“Un padre nunca sentirá lo que siente una madre

Miro a Morella confundido y ella me señala con el dedo con una risa de burla:
-“¿Ya vez papi? Tu no sientes nada, ja ja ja

Le devuelvo una mirada seria a la señora, pero ella dispara sin anestesia:
-“el dolor de una madre es por que parió con dolor, los padres no saben lo que es el dolor”. Y se fue flotando mirando el horizonte con un coro de ángeles en el aire y les juro que pude ver una aureola que iluminaba su camino hacia los cielos. Morella no paraba de reírse en mi cara.

Llegamos hacia la puerta del colegio donde están madres y amiguitos suyos. La abrazo con fuerza y con voz alta le digo:
- “te extrañaré hijita, te extrañare mucho”
- “Gracias papi” responde y me suelta para irse, pero la jalo del brazo nuevamente y con un abrazo fuerte le digo casi gritando:
- “hija estaré en la salida esperándote por que te quiero” y la aplasto contra mi pecho.
-“ya papá, te quiero también pero me duele la cara” y toda avergonzada se suelta de mí y se dispone a entrar al colegio.

Pero como Marlon Brando en “Un tranvía llamado Deseo” grito a todo pulmón:
-“MORELLAAAAAA !!!!!!

Y mi hija con el rostro rojo se ríe para ocultar la vergüenza, mientras las madres me miran alarmadas y sus niños ríen descontrolados. 

La señora de la puerta quiere decirme algo, pero con una mano al pecho y un suspiro profundo sentencio:
- “es solamente el amor de un padre”.
Y me alejo dejando a todos confundidos mientras sonrío de camino, derechito, al mismísimo infierno.

sonido 

 
R.E.M. - Imitation Of Life

rudo niño pobre

lunes, 4 de diciembre de 2017



Recuerdo su forma de caminar, pausada y segura. Recuerdo su mirada neutra aunque el mundo se cayera a pedazos. La niña de uñas negras que se sentaba sola.

Revisando mis antiguas bitácoras encontré este dibujo en un viejo cuaderno. Un amor de infancia, de cuando mis zapatos rotos y un helado barato lograron robarle un primer beso a la niña bonita. Y que, con una media sonrisa en su tez de porcelana, aceptó que la llevara de la mano a su hogar. 

La niña más bella del salón. Quien destrozó el corazón del guapo niño mimado (el de los zapatos caros y chocolates importados), al verse enamorada del rudo niño pobre.

Y eso no estaba bien para ellos, y tuve que ganármelo con fuerza.

Fue en el parque detrás del colegio, con la nariz sangrante y un ojo morado, que toqué la gloria de defender a mi amada. No vuelvan a hablar así de ella les grité. Y al cobarde y sus amigos les mostré la actitud que te forman cada día las carencias, la lealtad que no se compra y el orgullo que no se vende. Y me fui escupiendo sangre, orgulloso de tumbar a tres imbéciles, pensando una excusa para que mi madre no me castigue, para que mi amada no se entere.

Lejanos días, lejanas e inmensas batallas de gloria para un niño. Imágenes que ahora se tornan en sepia.

Aún tengo las manos con nuevas cicatrices, aun resisto.


sonido
 Andres Calamaro Mi enfermedad