Una bitácora de viaje, una estación necesaria.
Proyecto a modo de espacio en que puedo sacar, con dibujos y frases, a los demonios que tengo dentro.


Edmer Montes - Ojo de Cuervo





Adagio

sábado, 2 de diciembre de 2017




Ella dormía abrazada a las vocales de un canto francés cada noche después de verlo, de perderse junto a él por las callejas de una Babilonia de billetes rotos, de mendigos engullendo corazones. De hombres comiendo hombres.

El humor apagado tras la cortina sostenía sin saberlo lo furtivo de sus encuentros, sus cantos nocturnos repelían la nauseabunda virtud de una ciudad enferma que los sobrevivirán después del murmullo en tinieblas. 

Flotaron como la primera vez en que bailaron la melodía del beso furtivo, de la inocencia perdida. Y se abrazaron hasta que las canas ridiculizaron la regla de una juventud rebelde de sueños incumplidos.

Ella navegó entre los surcos de su muñeca rota, el murió entre las vibraciones de una mandolina triste. Y fuera de esta habitación la ciudad aulló el eterno sin razón para los cadáveres de aromas vergüenzas, de la simple carne a ser devorada. Adagio fatale.

Ella observó el tenue adiós de los ojos y del tiempo, ella murió cabalgando un verso con una sonrisa.
Y no se disculpó por ello.
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 sonido
Adagio in g minor,  Giazotto - Albinoni

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