Un
trazo que quiebra el grafito tanto como al mundo. Sombra en lo blanco, luto de
quien supiera que la traición también deja una mancha imperecedera. Una figura
que ya esta escrito de sombra, lo blanco violentado que ya no es paz.
Mi figura resuena sobre lo blanco y negro, suspendida
desnuda entre el amor y la culpa, colgada de un rojo cansado.
Redención cubierta de sangre serena. Cicatriz
de tiempo, herida tenaz.
Mi cuerpo sobre un lienzo que nadie quiere
ver. Una pieza subvaluada que no responde al discurso intelectual de los nuevos
tiempos. Solo una figura lacerante, quebrada por lo negro sobre lo blanco, engullida
por una falsa expiación del tiempo voraz.
Me decido a la quietud, al olvido de ti.
Pero entre los fragmentos del sueño te
abres paso para acariciar mi orfandad. Alcanzas el reposo de mis adentros, me
engulles al amarte, y me muestras clandestino a viva voz para tus mercaderes.
El subsuelo bailando entre paredes de mármol.
No. No quiero
Fuerzo los grilletes y expío mis pecados. Me
rehúso a la complacencia vil de tus intenciones.
Vuelo, vuelo mal herido hacia la sombra
inmóvil del tiempo.
Me rehúso a tu temple.
Libre. Libre.
Mi trazo sangra su propia forma.
sonido


