Cuando dejé a Clarissa esa tarde junto a su abuela, lloró
tras la puerta. A esta edad está muy pegada a mí, así que no quiere verme ir a
trabajar. Las clases con los chicos de la noche suelo hacerlos muy dinámicos (para
no dormirnos por el cansancio del trabajo), así que les pedí que dibujen el retrato
de un ser querido, y para demostrarles cómo hacerlo dibujé a mi bebe con ellos rodeándome
en la mesa. Les gustó la tarea, y durante el taller contaron anécdotas y
razones de porqué eligieron a tal o cual persona. Las razones de por qué se
ganaron sus corazones.
Pero, a decir verdad, yo sólo quería una excusa para dibujar
a mi Clarissa. Sentimiento de culpa le dicen
sonido
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