Él se queda inmóvil.
Ella le extirpa el corazón.
Su instinto emerge
sublevante como susurros para el viento que exhala: “Arranca la hoja y corre,
arruga los trazos y maldice, grita lo que ha de suceder. Gime, gime, gime. Engulle
las intenciones sacrosantas. Lame su sangre. Devora.”
Carmesí infinito,
dolor del iris violento. Ella se disculpa, Él la abraza.
Se fue
caminando sobre las formas pendulares de sus horas, bajo las rosas y los púrpuras
de un cielo perturbado por despedirse. Al igual que ella, lo oscuro de sus reprensiones
envolverá su propia naturaleza, cubrirá el espacio mismo sobre ellos.
La chica del
iris violento logra tocar el horizonte. Se dirige hacia la muerte del día, que
es su propia muerte. Sopla para extinguir la flama astral, para liquidarlo todo.
Sus cuencas se
iluminan en un todo vacío.
Una figura en
tinieblas aun la espera.
sonido
love of lesbian - oniria e insomnia
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