Tiene un mechón de pelo blanco entre su cabello engominado. Casaca de cuero con púas de fantasía. Su moto sube hasta el cielo lanzando fuego nos dice. El rey de plástico en una ciudad de plástico. El rebelde de caricatura nos juzga entre sus botellas de trago caro.
Quiere que vanaglorie su éxito, emprendedor del padre rico. Méritos alcanzados sobre la alfombra que da hasta la cúspide.
-“¿Tu que eres?” Pregunta.
- “¿Yo?… un ebrio”. Respondo.
- “Jajaja, es en serio man”.
Lo siento perturbado. Me regocijo en su patético concurso mal diseñado.
- “Me lo preguntan tantas veces. ¿Quién soy? ¿No lo notas? Soy el roedor con dientes nocivos, quien dibuja en media alcantarilla sobre la mugre de esta ciudad. El del libro deshojado de tanto leer. Mira a tu alrededor, aquí todos lo somos”. Respondo.
Palidece.
Rechinan sus dientes y enumera (altivo) sobre todo lo que puede comprar. Me lo demuestra con un whisky posando sobre la mesa.
Su sombra quiere cubrirme. No se da cuenta que entre las tinieblas no hay grandeza que valga. Pero sigue hablando, sus monedas tintinean cuan flauta que trata de hechizarnos.
Las ratas se acercan. Ridículamente convencido de sí mismo continúa su cadencia.
Las ratas sonríen, es otro platillo al cual devorar.
Una gota de sudor frio se oculta entre su barba perfectamente cortada.
-“Hey… trago para todos” – grita sonriendo.
-“Acéptalo” - le digo - “Hamelín queda muy lejos hechicero”.
Quiere que vanaglorie su éxito, emprendedor del padre rico. Méritos alcanzados sobre la alfombra que da hasta la cúspide.
-“¿Tu que eres?” Pregunta.
- “¿Yo?… un ebrio”. Respondo.
- “Jajaja, es en serio man”.
Lo siento perturbado. Me regocijo en su patético concurso mal diseñado.
- “Me lo preguntan tantas veces. ¿Quién soy? ¿No lo notas? Soy el roedor con dientes nocivos, quien dibuja en media alcantarilla sobre la mugre de esta ciudad. El del libro deshojado de tanto leer. Mira a tu alrededor, aquí todos lo somos”. Respondo.
Palidece.
Rechinan sus dientes y enumera (altivo) sobre todo lo que puede comprar. Me lo demuestra con un whisky posando sobre la mesa.
Su sombra quiere cubrirme. No se da cuenta que entre las tinieblas no hay grandeza que valga. Pero sigue hablando, sus monedas tintinean cuan flauta que trata de hechizarnos.
Las ratas se acercan. Ridículamente convencido de sí mismo continúa su cadencia.
Las ratas sonríen, es otro platillo al cual devorar.
Una gota de sudor frio se oculta entre su barba perfectamente cortada.
-“Hey… trago para todos” – grita sonriendo.
-“Acéptalo” - le digo - “Hamelín queda muy lejos hechicero”.
sonido
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