Sentada junto al espejo, el reflejo canta a sus espaldas.
Lo siente. Es la muda voz de la que llora.
Él se muestra desnudo y evade entenderla. La conquista y
la entierra.
Ella se piensa dócil en la muerte. “Acaba, que me duele” susurra.
Muerte serpiente. Muerte expulsión.
Muerte serpiente. Muerte expulsión.
Él lanza botellas por la ventana. Cartas de amor perdidos
entre océanos de sudores, textos que poetizan el burdo convenio de cada
viernes. “¿Por qué rehuir de la sentencia
que a mi cuerpo proclamas?” se le escucha decir. Ella sonríe.
Cielo raso raído. Villano miembro viril. Un monigote formado desde su costilla. Rey de
tierra baldía.
Junto a humores de calles y faroles Eva danza en carmín, Eva
danza entre sombras. Aviva con billetes y poemas la llamarada. Reencarna entre los
escombros de la esquina llaga. Desencarna a la jauría desde su calle. Trono imponente de la carne.
Y como cada viernes, desvía la mirada a quien tantas
veces retorna. Petrificado, silente.
Un Adán transformado en sal.
Un Adán transformado en sal.
sonido
La Vela Puerca - Para no verme más
.
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