Está a la espera de encontrarse con su cuerpo ido, de los
besos de malva luego del arrullo furtivo. Cuerpo vorágine que visita la calma acurrucada
entre lana teñida y susurro de tierra.
A lo lejos escucha melodías de pasos pausados cual caminantes
errantes en busca de la expiación. No, no son latidos. Es el llamado de sus
culpas que insistentes lo devoran todo.
Ella lo asume.
Un halo de escarcha se suspende desde su centro, un centro
de lo todo y de la nada. Lo sabe. Está a la espera de cazar palabras para
pronunciar su muerte, para decir en la lengua de los hombres que su cuerpo ya
no es su cuerpo. Que es un viaje de mil instantes que la rodean a sí misma. Es lozanía
arrogante de esporas al estallar. Es el temblor previo al beso de la madre yaciente.
Ella espera a su cuerpo, pero la carne se lacera en un
abrazo tardío a lo que pudo ser. La carne vaga los senderos de lo que mereció
respirar.
sonido
Diary of hate - Michael Nyman
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